lunes, 28 de marzo de 2011

PEDRO KUCSZYNSKI ¿EL MEJOR EN QUÉ Y PARA QUÉ?

Claro que las campañas electorales, en el afán de promocionar al candidato tal o cual, incurren en algunas hipérboles que en un esquema racional serían rápidamente descartadas. Es por ello que, jugando más con percepciones que con realidades se pretende inscribir a fuego una creencia que no tiene asidero en la realidad pero que se monta sobre una ola para dar una sensación de avance o invencibilidad que retroalimente a la realidad y termine en una profecía cumplida.

En muchos casos se pretende hacer comulgar con ruedas de molino a una masa poco informada en la política y en la trayectoria de los candidatos, endilgándole virtudes y excelencias que no tienen parentesco con la realidad.

El caso de la propaganda de Pedro Kucszynski en su aspiración por llegar a la Presidencia del Perú es una de las más saltantes para el análisis. Dicho candidato proclama a los cuatro vientos que es el mejor. La pregunta es ¿el mejor en qué o el mejor para qué?

Se pretende insinuar que es para conducir los destinos del país, sin embargo pasemos revista a las materias que hay que solventar para ocupar con éxito esa posición.

UN RECUENTO DE SI OBJETIVAMENTE SE JUSTIFICA ESTA FRASE DE SER EL MEJOR

La primera es una visión comprensiva del país en todos los campos, no solamente en el económico. ¿Puede Pedro Pablo reclamar ese laurel? Obviamente no. Nunca le hemos escuchado, por ejemplo, una idea en materia de política exterior. Tampoco en materia de programas sociales. Por el contrario, durante en el gobierno en el que participó como Ministro, convocado y dirigido por el Presidente Toledo, varios de esos programas se retrasaron por su negativa a implementarlos. Entonces tampoco es mejor en este rubro. ¿Es el mejor en procurar trabajo para los peruanos? Tampoco, porque ninguno de sus millones, (él se ha declarado millonario a pesar que en la hoja que presentó al Jurado Nacional de Elecciones, sólo aparecía como propietario de sus casas y algunos cuadros de la escuela cuzqueña) ha servido para darles trabajo a nuestros compatriotas. Tanto sus negocios como sus trabajos se desarrollan en los Estados Unidos. ¿Es mejor en calificaciones académicas? Resulta objetivo que tampoco en este campo tiene mejores calificaciones que Alejandro Toledo, quien tiene doctorados de las Universidades John Harvard y de Stanford, dos de los centros educativos más reputados del planeta. ¿Es mejor entonces conduciendo un equipo de trabajo? Pues no parece tener experiencia en ello. Ha sido, sí, parte del equipo de ministros que convocó el Presidente Toledo, pero no ha tenido experiencia como líder del conjunto en los muchos rubros con que se enfrenta un mandatario. ¿es mejor en amor al país que quiere gobernar? Tampoco su hoja de vida lo acredita en ello. No se sabe de ningún esfuerzo que haya realizado para salir de las dictaduras de Velasco y Fujimori, cuando los peruanos fuimos privados de nuestros derechos políticos y donde se violaron consistentemente los derechos humanos. Por el contrario, en esos años se fue a vivir a los Estados Unidos. ¿En qué es entonces el mejor? Sería bueno que nos lo digan quienes han creado e impulsan ese petulante aviso.

Evidentemente el que una persona tenga más dinero que los demás no lo convierte en el mejor, puesto que pudo ser que en esos años en que los demás los dedicaban a liberar a su país, él se dedicara a ganar ese dinero. Ello está muy bien, pero no parece ser elemento suficiente para presentarse como el mejor para gobernar el Perú.


NO ES JUSTO CONFISCAR EL MÉRITO DE TODOS QUIENES CON ÉL FUERON TAMBIÉN EXITOSOS MINISTROS.

Finalmente, en cuanto a su también exagerada pretensión que fue gracias a su concurso que el gobierno del Presidente Toledo fue exitoso cabe señalar dos aspectos. El primero, que él sólo fue Ministro durante un lapso de 30 meses. En ese tiempo hubo aproximadamente 960 meses de ministros, tomando en cuenta los 16 ministerios por doce meses en que cada uno de los encargados debió de estar al frente de una cartera. Los 30 meses en que Pedro Pablo estuvo al frente de esa responsabilidad significan el 3.125% del tiempo/ministro total. ¿No resulta exagerado e injusto decir que el éxito del gobierno en el que todos esos ministros colaboraron con el Presidente Toledo es debido a una persona que contribuyó con ese pequeño porcentaje? ¿No hay allí mucho de soberbia?

Por lo demás, esta pretensión desconoce el aporte que en otras carteras hicieron ministros importantísimos como Fernando Rospigliosi, Manuel Rodríguez Cuadros, Allan Wagner, Javier Sota Nadal, Javier Silva Ruete, Jaime Quijandría, Fernando Zavala, Alfredo Ferrero Diez Canseco, Carlos Ferrero Costa, Luis Solari, Ana María Romero y así. Esto es totalmente injusto para todas estas demás personas que contribuyeron decidida y acertadamente con el gobierno de Alejandro Toledo ¿Puede alguien apropiarse con el 3.125% del 100% del esfuerzo total? ¿No se llamaría eso una apropiación ilícita?

De todas las hipérboles y exageraciones de la campaña esta parece ser la más desproporcionada e injusta, pues confisca el activo político de todos los demás compañeros que con él llevaron a cabo esa tarea. A ninguno de ellos se le ha cruzado siquiera por la mente la pretensión de ser lo único, ni siquiera el “más más” del gabinete.

AUNQUE SEAN MUY BUENOS, LOS MINISTROS NO SE SOSTIENEN SIN EL APOYO Y LA DETERMINACIÓN DEL PRESIDENTE.

Finalmente, es bueno señalar que ministros de economía con mejores calificaciones ha habido en varios países, por ejemplo en Argentina, donde tanto Cavallo como Lavagna terminaron saliendo una vez planteado su modelo porque los presidentes que los convocaron no tuvieron el coraje que sí tuvo el Presidente Toledo de resistir el embate de encuestas y de pedidos, incluso, de vacancia del cargo con que lo amenazaron sus adversarios políticos. O sea, que el mérito del gobierno del Presidente Toledo se debe, aunque parezca redundante decirlo, al Presidente Toledo y no a uno de sus ministros que colaboró, acertadamente, durante el 3.125% del tiempo de los ministros.

Kucszynski es bueno, posiblemente muy bueno en el campo de hacer caja y de las finanzas internacionales, pero no es necesariamente el mejor para la complejísima tarea de gobernar este nuestro país.

Alentado por la gran prensa que nos da de desayuno Kucszynski, de almuerzo PPK, de comida Pedro Pablo y por la explicable lascivia que parece haberle despertado el aroma a poder, nos ha sorprendido con esta propaganda. Será bueno, por él y por el país que se rectifique en este punto con la humildad que señala le falta a sus contendores y que los peruanos no nos dejemos apantallar por este tipo de propagandas que repetidas a machamartillo por los grandes poderes económicos que los apoyan quieren distorsionar la realidad y pintar de ángeles a seres humanos.

Alberto Borea Odria

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sábado, 5 de marzo de 2011

KUCSZYNSKY: LA PICHICATA Y LAS DISTORSIONES DE LA PRENSA

El gran poder de la prensa en los procesos electorales no siempre es determinante para decidir al ganador de las elecciones, pero sí lo es para colocar en posición de carrera a los candidatos.

Es verdad que hay algunos que nunca se presentaron para la actividad pública y que hacen gala de ello en cada una de las pocas oportunidades que tienen de salir a exponer sus ideas, como se vio con claridad en el evento (que no debate) que se promovió por el diario “El Comercio”. El manto de silencio que se cierne sobre ellos puede estar más vinculado a que no tienen nada que mostrar detrás y a que no tienen nada que decir para adelante.

Pero hay otros, con algunas cualidades importantes aunque con poco arraigo electoral, a los cuales la prensa los convierte en enemigos o favoritos y los levanta al punto de brindarles una popularidad artificial que aspiran a que luego se convierta en real como consecuencia de tanta repetición, o los ignora al punto de hacer inviable la relación entre ellos y el electorado.

De esta forma, la prensa presenta o no presenta a los candidatos o a sus ideas y puede romper o adulterar el circuito de comunicación entre el electorado y los postulantes.

En estas elecciones que se avecinan lo hemos visto con claridad en las portadas de los diarios, utilizadas con fruición desde la época de la satrapía fujimorista para crear ídolos con pies de barro o para convertir a señores en villanos, según el deseo o interés de quienes usurpaban el poder y alquilaban a sus escribas o tituleros. Hoy no es necesario comprar y algunos de quienes presentan las noticias las presentan evidentemente distorsionadas para presentar la imagen que luego quieren ver rebotada por la realidad que quieren crear, y, hay que decir, a veces logran configurar. Ya saben del poder que tienen y como el pudor por la verdad se perdió en esa década infame, muchos de quienes hoy son sus actores, que fueron también miembros de distinta jerarquía en el entramado social, mediático y supuestamente tecnocrático que armó la cleptocracia, repiten la lección aunque esta vez lo hagan por convicción y no por dinero.


A mí me rebela ver como se infla a Kucszynski. Sin duda una persona capaz en los aspectos técnicos que domina y sin duda una persona que merece aprecio, pero la sobreexposición que le ha dado cierta prensa, realmente contrasta con el silencio con que se trató en elecciones recientes a personajes que tenían, cuando menos importantes méritos democráticos y sociales a quienes, no obstante, ni se le abrió los micros de las radios, ni se le concedieron espacios en la televisión, ni se le colgaron todo tipo de titulares en los periódicos que les hiciera algo de justicia. Javier Diez Canseco o Susana Villarán en las elecciones del 2006, o a un abogado joven y correcto como Natale Amprimo, o el propio Valentín Paniagua a quien los medios se encargaron de ir apagando su voz como un preludio de su fallecimiento físico, son un ejemplo de ello.

Esta mañana he visto uno más de los muchísimos titulares en que pretenden impulsar a PPK a partir de otra falacia, en la esperanza que se repita la idea de un “outsider”, que sería nada menos que quien desde la lógica no puede reclamar ese título habiendo sido una persona que ha estado en la administración pública desde el segundo gobierno de Fernando Belaunde (o sea, hace 30 años). Vale decir, todo lo contrario a lo que fue Belmont en 1989 o el propio Fujimori en su intento democrático de 1990 u Ollanta Humala, también auspiciado por la prensa en el año 2006.

Hay un sector que tiene recursos económicos e influencia directa sobre los medios que quisiera ver el triunfo de PPK. Eso es lícito. Lo que no es correcto es que se pretenda, desde el diario de un grupo que reclama seriedad para el país, espetar falacias como si estas tuvieran sustento en la realidad.

Publican una encuesta donde el mencionado aparece con 7% luego de todo el inmenso espectáculo mediático que no se les ha concedido a figuras como Manuel Rodríguez o al propio Rafael Belaunde (quien dejó dos o tres ideas novedosas en el curso del evento de El Comercio, como la del e-book). Claro, ni Belaunde, ni Rodríguez tienen el empaque económico con que cuenta el aludido candidato de este sector.

En esa encuesta se pregunta a los encuestados si creen que va a haber un “outsider” en estas elecciones. Sólo el 37 % señala que cree que va a aparecer ese “outsider”, o sea, de 100 electores 63 CREEN QUE NO VA A PRESENTARSE ESTA FIGURA. Luego hacen otra pregunta a ese poco más del tercio que respondió de la forma como el intérprete de la encuesta quiere presentarla. Inquieren que, a juicio del entrevistado, quien sería ese “caballo atropellador”. Es allí donde el 49% del 37% le responde que sería el candidato preferido de ese sector o de ese director de diario. Vale decir, SÓLO EL 18.13% de los encuestados piensa que PPK sería esa figura que tanto les interesa promover. Entonces, 82 DE CADA 100 NO CREEN QUE KUCZYNSKI SEA OUTSIDER NI QUE PUEDA CRECER IMPORTANTEMENTE.

No obstante todo esto, no obstante que sólo se trata de un 18.13% que cree que podría venir un “outsider”, pero que no votaría por él, puesto que sólo tiene 7% de la intención de voto, la carátula de ese diario aparecer con este titular: “49% considera que Kuczynski sería el “outsider”. ¿Es eso verdad? ¿Puede considerarse esa información como seria? ¿No merece por el contrario un llamado de atención de la sociedad tamaña distorsión?

Todo esto, además, luego de una insistencia mediática de más de tres meses donde se ha repetido el nombre de quien es su deseo y su aparente preferido.

Las encuestadoras se han preocupado, por lo que parece, en hacer un trabajo esmerado para evitar las críticas que les ha llovido de muchos sectores. Pero los que ahora parecen esmerarse en distorsionarlas cuando las presentan en primera plana a la comunidad son precisamente quienes las encargan hacer.

Con todo respeto, pero creo que así no se contribuye a la seriedad que se reclama y se distorsiona el papel de informar. Si ese diario quiere decir algo bien haría en señalar: “Este director quiere que Kucszynski avance en las encuestas”, pero no lo puede presentar con las características con que lo hace. Eso es lo mismo que se hizo en la época de la dictadura, donde varios de quienes están en los puestos de conducción o de influencia del periodismo nacional están, porque permanecen o porque, cambiando de rumbo, se han incorporado a laborar en los medios de comunicación.

¡Ojalá que no siga así la distorsión! Menos cuando se hace desde una tribuna que reclama seriedad y quiere fiscalizar la vida de todo el mundo pretendiendo erigirse en patrones de la moralidad en el país. La prensa también tiene una responsabilidad a cuya altura no estuvo en elecciones anteriores. Esperamos los peruanos que esta vez cumplan con ese deber cívico.


Alberto Borea Odria


Imagenes:internet

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