miércoles, 17 de noviembre de 2010

PROPUESTA PARA LAS ENCUESTADORAS

Alberto Borea Odría

A raíz de la reciente elección municipal, hay dos temas que deben de abordarse de frente y sin temores si queremos que la democracia sea el poder del pueblo debidamente informado. El primero que tocaremos en este artículo es el rol de las encuestadoras, el segundo, que dejaremos para el siguiente, el papel que han de jugar los medios de comunicación en la consolidación de un sistema que todos queremos preservar.
Las encuestas miden la opinión del momento. No cabe duda que algunas de las empresas que hacen ese trabajo lo hacen con seriedad, analizan lo que está pasando en ese instante y recogen los vaivenes en el humor de un país sin instituciones sólidas y por ello mismo sumamente cambiante.
Sin embargo, la presentación de sus resultados lleva a la población a una mayor confusión y da pretexto a los medios para impedir las informaciones que se generan en aquellos candidatos que no aparecen como favoritos o a quienes las encuestas empiezan a colocar (¿siempre de buena fe y correspondiendo a un trabajo serio?) como sorpresas.
Lo cierto es que sus resultados privilegian y marginan. Una opinión que debe hallarse en ebullición y donde debe de darse oídos a las propuestas de todos los candidatos, se comienza a cerrar prematuramente para algunos y se centra en sólo los dos o tres que aparecen con “posibilidades” de triunfo.
En un país donde no hay instituciones y no se vota todavía por programas o en consonancia con un ideal político, es necesario entonces advertir permanentemente a la población de que esos resultados son cambiantes y permitirle al país que analice las encuestas en torno a los antecedentes que registran las mismas empresas que las hacen.
Así como se le aclara al público acerca de las calidades o peligros de cualquier producto que consume, así también me parece necesario que se dicte una norma para que se obligue a las encuestadoras a señalar, antes de dar sus resultados, que en la muestra que con la misma anticipación que aquella que están mostrando en ese momento, se hizo en el anterior proceso electoral, sus resultados difirieron o coincidieron en tal porcentaje con el resultado final.
De esta forma habrá, además, un incentivo especial para que lo que se publique como resultado sea lo correcto y no sea utilizado, como también ha pasado, como propaganda electoral de tal o cual partido. El antecedente mostrado será la prueba de la credibilidad de cada una de esas empresas.
De esta forma, en el párrafo precedente al de la expresión de los resultados, el que deberá ser publicado, leído o mostrado con el suficiente tiempo o espacio para que la gente saque sus conclusiones, se ha de consignar algo así como:

En la encuesta realizada por esta empresa, faltando 6 meses para las elecciones del 2006, el resultado fue el siguiente:

El resultado de la elección del 2006 fue el siguiente:

Candidato A: 28%

Candidato A: 16%

Candidato B: 15%

Candidato B: 40%

Candidato C: 2%

Candidato C: 30%

Candidato D: 5%

Candidato D: 14%




De esta forma, quien lee una encuesta estará perfectamente avisado de la variabilidad de las mismas y de su carácter instantáneo, impidiendo que con el halo de ciencia exacta con que se quiere envolver a las mismas, le vendan al ciudadano gato por liebre e impidiendo que desde un primer instante, se vea constreñido a tener que decidir entre A y B por el temor al voto perdido.
Así iremos mejorando en democracia.





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